La enfermedad se
transmite por el contacto con heces o por ingestión de tejidos
infectados. El síntoma primario es la diarrea, que pueden llegar a ser
sangrienta en los casos severos. La mayoría de los animales infectados por
coccidios son asintomáticos; sin embargo, los jóvenes
o inmunodeficientes pueden sufrir síntomas severos, incluyendo
muerte.
La destrucción
del epitelio intestinal, y también del tejido conectivo de la mucosa produce
hemorragia, inflamación, secreción y diarrea. Debido a esto, lo que se produce
es diarrea con sangre y tejidos, tenesmo y deshidratación.
La coccidiosis es
autolimitada y suele remitir espontáneamente dentro de pocas semanas, siempre
que no haya una reinfección concomitante. Un tratamiento precoz puede frenar el
desarrollo de la enfermedad disminuyendo la descarga de ovoquistes,
aliviar la hemorragia y la diarrea, disminuyendo los riesgos de infecciones
secundarias o la muerte. Los animales enfermos deben ser aislados y tratados
individualmente en la medida de lo posible para asegurar la recepción de los
medicamentos y prevenir la exposición de otros animales. No obstante, la
eficacia de cualquier tratamiento medicamentoso para la coccidiosis no ha
podido ser demostrado, aunque sí se está de acuerdo en que previene la
reinfección y de esta forma facilita la recuperación.
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